“Hay un manantial célebre, cuyas burbujeantes aguas tienen un sabor ferruginoso (…). Esta es una de primeras referencias sobre las bondades de las aguas ferruginosas, de Plinio el Viejo, escritas por el naturalista romano del siglo I d.C.
Hoy en día, el número de habituales de los balnearios crece año tras año. Se ha roto el tabú de que estos baños y terapias por agua eran exclusivos de personas de edad avanzada. Cada vez más gente joven los utiliza para desconectar del ajetreo diario, relajarse y aprovechar para visitar los preciosos lugares donde se ubican estos establecimientos.
Entre los muchos balnearios que se encuentran en España, ninguno como La Toja, ubicado en una paradisíaca isla unida por un puente decimonónico a O Grove y a tan sólo 30 kilómetros de Pontevedra.
La Toja (A Toxa) es conocida por sus tradicionales balnearios, sus bellos jardines, sus cuidadas calles con farolas blancas y sus fábricas de jabón y cosméticos (que datan de 1905). Está rodeada por un pinar virgen que compone un idílico paisaje. El hotel-balneario (www.eurostarsgranhotellatoja.com) cuenta con una serie de instalaciones ideales para el relax más absoluto, así como con un spa maravilloso con vistas alucinantes. Más de cien años de historia tiene, durante los que ha alojado a personalidades como Ortega y Gasset y Gabriel García Márquez. Ahora además han abierto un hotel de 4 estrellas, como complemento ideal para los que sólo podemos viajar a según que coste.
Pero eso no es todo, O Grove es una de las localidades más bellas de Pontevedra, en la que se puede comer a precios bajos óptimo marisco, incluido el preciado centollo. Otra gran alegría para el cuerpo es beber el vino blanco de Rías Baixas, una DO cada vez más top a nivel mundial.
Y sí, no todo debe ser relajarse y comer. O Grove nos regala mucha vida nocturna. Aquí mi principal consejo: coger el Delorean (os habéis dado cuenta que la segunda película de la trilogía “Regreso al futuro” tenía lugar en octubre del 2015) y entrar en el bar Small (Rúa Pombal, 7), un viaje, en este caso al pasado y un homenaje al buen gusto: esas antiguas luces de discoteca, una paredes estilo retro que nos trasladan a los cincuenta y sesenta, y un montón de curiosidades en pequeño formato que nos harán sonreír mientras de fondo suenan canciones de Northern Soul, los Swinging Sixties, los surferos The Beach Boys y más…
Décadas y décadas a vivir para rejuvenecer y, lo que importa, disfrutar a lo grande.
Fotos: Gonzalo Bea