Lo admito. Incluso yo, que he estudiado fotografía, defiendo la Lomografía y el proyecto Impossible, saco Polaroids y he sucumbido al iPhone. Eso sí, hay momentos sagrados en los que cargo todo el día, y luego me enorgullezco de ello, mi cámara Reflex: las vacaciones. Incluso lleno dos tarjetas de memoria. Clic, clic, clic. Como cantan Bishop Allen, “Take another picture with your click click camera”.
Tras miles de fotografías, volvemos a casa y las volcamos en el ordenador, tanto para conservar vivos nuestros recuerdos durante el mayor tiempo posible como, aunque a veces no queramos confesarlo, para presumir ante amigos y conocidos de los lugares de ensueño que hemos visitado. Y no sólo eso, también buscamos en las aplicaciones digitales las herramientas para retocar y mejorar nuestras imágenes.
Aunque ahora parezca el colmo de la modernidad, el retoque fotográfico nació con la propia fotografía. Desde su inicio hasta no hace demasiado tiempo, se basaba en jugar con los productos químicos, los tiempos de revelado y con el trabajo posterior con la ampliadora. Con todo ello, se podían controlar diversos parámetros como los niveles de brillo y contraste, la densidad de los negros y realizar algunos efectos sobre las copias.
La fotografía llegó a los ordenadores a través de los escáneres y, en 1990, apareció el que se convertiría en el programa de referencia en el retoque fotográfico: Photoshop. Se trata de un software que puede ser utilizado por cualquier aficionado al que le gusten los ordenadores y no le importe dedicar un tiempo a familiarizarse con su uso. Por supuesto depende de cada persona, de su experiencia, etc., pero puede oscilar desde 10 minutos para un usuario que ya conozca el entorno a algunas horas para los novatos. Para empezar a trabajar con Photoshop hay que tener claros tres conceptos básicos en el retoque fotográfico: entender el funcionamiento por capas, conocer los diferentes formatos de imagen y sus características, y conocer y entender los distintos tamaños y resoluciones.
Foto: Anna Tomàs
OTROS PROGRAMAS PARA EL RETOQUE DE IMÁGENES
Lightroom
El acompañante perfecto para Photoshop. Lightroom es un potente gestor de imágenes enfocado a profesionales que nos permitirá no solo clasificar y exportar las imágenes sino también realizar multitud de ajustes, cosa esencial si disparamos en formato RAW. Lightroom es útil para trabajar con multitud de imágenes y realizar ajustes (sin capas), mientras que Photoshop está pensado para retocar por capas en una única imagen.
FotoFlexer
Permite hacer numerosos retoques ya que cuenta con docenas de ellos como opción preestablecida que podemos aplicar a nuestra foto con un solo clic, como por ejemplo, darle un toque a lo Andy Warhol. Como pequeño inconveniente, su interfaz no es muy vistosa y podría ser más usable, aunque también es muy ligera y ello permite una buena velocidad de trabajo, lo que se agradece en imágenes con resoluciones muy altas. Cuenta también con integración a nuestros perfiles en las redes sociales
GIMP
Una excelente alternativa para retoque y fotomontaje digital de características similares al Photoshop es el GIMP. Es un software de licencia libre, lo que permite usarlo y distribuirlo.
Algunas de sus características son: trabaja con capas, soporta plug-ins de otras empresas y reconoce múltiples formatos de imágenes (PNG, JPEG, GIF, TIFF, MNG, BMP, PSD, y un largo etcétera).