¿Sois de los que identificáis un perfume que lleva puesto alguien a vuestro alrededor? ¿Hay olores que os hechizan? ¿Mantenéis la misma fragancia o vais cambiando? La teoría dice que, al final, si llevamos un largo tiempo el mismo parfume no lo notamos, al igual que ocurre con cremas y otros productos hidratantes. Y, añado. ¿Hombres con o sin perfume? De pequeña, y aún me compro el perfume 4711 para recordarla (ojalá supiese que me dedico, en parte, a la moda, como ella), mi abuela siempre olía igual. La frescura de esa fragancia que sigue siendo como mi bendición en verano, cuando otras me pesan y me parecen demasiado potentes. Eso ocurre ahora con el Chanel número 5, que muchas alumnas mías me dicen que lo sienten como de “persona mayor”. ¡Eo! Que Keira Knightley lo sigue llevando, un respeto.
En una entrevista en abril de 1960, Marilyn Monroe desveló con quién se iba a la cama. «Marilyn, ¿qué es lo que llevas en la cama?», le preguntaron. «Yo solo me pongo Chanel Nº 5. La gente me pregunta si duermo con pijama y yo respondo: Chanel Nº 5, porque es la verdad… ¡No voy a decir desnuda! ¡Pero es la verdad!». Verdad es también que Coco no sólo creó ese número de perfume, ni el 19, que también encontramos en tiendas, sino un total de 10 (del 1 al 5 y del 20 al 24), con los nombres de su casa en La Riviera Francesa donde le iba a visitar Salvador Dalí, La Pausa; su amiga Misia Sert; recuerdos rusos… En puntos de venta exclusivos de Chanel podemos hacernos con estos números únicos. Otras fragancias que acaban de llegar al mercado y que seguro conquistan a los mitómanos, como yo, son las de Yves Saint Laurent dedicadas a sus cinco prendas más icónicas: el trench o gabardina, el tuxedo o esmoquin para mujer, el caftán (de su pasión marroquí), el caban y la chaqueta saharienne. Cinco fragancias, pues, que nos hacen sentir más cerca de ese genio del diseño y la costura. Desnudas, vestidas, en la oficina, en casa o en nuestra maleta. Sofisticación e inteligencia en nuestras muñecas, en el cuello o rozando las orejas. ¡Poesía nasal!
Foto cabecera: Forbes