Puede que no sean más blancas pero brillan más que las otras. Algunas estaciones de esquí y sus alrededores se caracterizan por haber atraído, desde siempre, a personajes y acontecimientos que las ubican en la cúspide de los destinos de invierno. Y yo, cual mitómana, si tengo que ir a esquiar (Bueno, soy más del esquí de montaña y del patinaje artístico sobre hielo) aprovecho para empaparme de la entrañable aura que ha hecho destacar y convertirse a estos sitios en iconos blancos con caché.
La estación de esquí más cinematográfica no se encuentra en el Tirol. Los fieles de la saga James Bond, ávidos de la mejor adrenalina, saben que fue Cortina d’Ampezzo, al norte de Italia, uno de los imponentes escenarios de «Sólo para sus ojos» (1981). En medio de las montañas Dolomitas, Roger Moore protagoniza trepidantes escenas de acción por sus más de cien kilómetros de pistas. Sin embargo, al agente secreto de Su Majestad, a los villanos más terribles y a una impresionante Carole Bouquet como chica Bond, se les adelantó el set de La pantera rosa, que en 1963 escogió la estación de esquí para localizar su argumento. También uno de los referentes de acción de los noventa, Sylvester Stallone, acabó de perfeccionar su musculatura escalando los blanquecinos parajes dolomitas en la película «Cliffhanger» (1993). A mí, la escalada me dio vértigo cuando vi ese film con trece años, pero bueno, aquí y ahora (lo que conlleva la edad), todo es ponerse.
Foto: Anna Tomàs
Los mitómanos que quieran seguir codeándose con artistas y estrellas del espectáculo (repito, mitómanos como yo) deberán dirigirse a Gstaad, el paraíso nevado de la sofisticación. Y es que Suiza, la patria del chocolate, los relojes y los caramelos Ricola, en invierno se envuelve de lujo para albergar los nombres más distinguidos de la jet set internacional: la que fue primera dama de América Jackie Kennedy, la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, los actores Roger Moore y Liz Taylor, el diseñador Valentino, los joyeros Chopard y Cartier, el recién desaparecido David Bowie y Bono y miembros de la casa real griega y de Saboya acuden año tras año al encuentro vip más esperado de la temporada.
Finalmente, la región alemana de Garmisch-Partenkirchen, tan impronunciable como hermosa, es el otro santuario de este deporte. Encumbrada por la montaña más alta de Alemania, el Zugspitze, el remanso de paz que es la zona contrasta a la perfección con el frenesí de la actividad en las pistas. Desde antaño se la ha relacionado con los Juegos Olímpicos de Invierno y sus nieves han apadrinado dos veces el Campeonato Mundial de Esquí Alpino.
Un poco de glamour envueltos en esos trajes poco estilosos es genial, ¿no? Y que no falte el après-ski.
Foto cabecera: Turismo de Alemania