Nací en el barrio barcelonés de “Les Corts” y en casa hubo que hacer reformas. Bueno, básicamente hubo un cambio radical: el laboratorio de fotografía de mi padre pasó a ser mi habitación. En mi actual hogar hay muchas de las fotos que mi padre sacó de mí en blanco y negro con una réflex Canon A1 y luego reveló y amplió con sus utensilios.
Foto: Anna Tomàs
Años más tarde, en la facultad de Periodismo, podría conocer de primera mano ese lugar que no conocí tras nacer… y esa luz roja para no velar las imágenes. “Roxanne”, la canción de The Police, me viene a la memoria, aunque habla de una luz roja distinta. Pero para mí es una miscelánea memorística: esa luz roja a voces sonaba a menudo en el radiocassette de la facultad cuando nos pasábamos en ese cuarto oscuro horas y horas trabajando. Pero vamos, que si uno ama la fotografía, seguro tiene un estante con libros sobre ello, con sus predilecciones of course. Cuando viví en Bélgica iba muy a menudo a Gante y allí descubrí más a fondo a la agencia Magnum, fundada en 1947 por los reporteros de guerra Robert Capa, David Seymour «Chim», Henri Cartier-Bresson, George Rodger y Bill Vandivert, entre otros. Pues eso, inauguración típica con vernissage y va y me presentan al belga Carl de Keyzer, miembro de Magnum. Como suele decirse coloquialmente, le cosí a preguntas. Y me regaló el primer libro que ocuparía mi estante fotográfico: “Europa” (editorial Ludion). Luego me compré el “Magnum” de Taschen y de allí empecé con diferentes de Cartier Bresson, mi favorito “America in passing” (Thames and Hudson).
Foto: Anna Tomàs
Me metí de lleno en el estudio. Esenciales son “La fotografía como documento social” (GG MassMedia) y luego, cuando todo esto ya me había llevado a estudiar Estilismo y Fotografía de Moda en Bruselas, “What do pictures want?” (The University of Chicago Press).
Hace nada visité en Barcelona la exposición de Sophie Calle (convertida en personaje por Paul Auster en “Leviatán”) que ya había visto en parte en la Biennale di Venezia hace años. Cada día constato que el fotoperiodismo y la fotografía artística van más de la mano
Os confesaré uno de mis mayores descubrimientos: las fotografías están en la cabeza. Si tienes poco tiempo para ver algo, no saques ni la cámara ni el móvil, disfrútalo, porque además seguro que alguien ya lo habrá documentado en un libro. Para tu estante, si te ha conmocionado. Y el recuerdo, en el corazón.